#ElPerúQueQueremos

Fotografía: 3er día del Festival Caravana de Poesía, bloque Cusco. Recital en el “Cofrecito”

La moneda tiene dos lados (y no ven ninguno)

"Crónica sobre la Caravana de Poesía Lima-Cusco, y otros enseres" por Bastxrdo Restomandias

Publicado: 2014-08-10

«La poesía contemporánea no canta, se arrastra»
“Prefacio”, Leo Ferré

«Mi generación nunca nació, abortó. No hay otro deseo más sincero en mí, que el de esterilizarlos a todos. Los jóvenes son el futuro del país, si no los detenemos a tiempo. Y los que quedan son los viejos, pero su lugar es la tumba. Más o menos, así resumo mi verguenza ajena. No, no soy un amargado; pero ¡púdranse!»
“Los ojos en su lugar”, Turtemo

[Nota Aclaratoria: El hecho de que la presente crónica sea publicada en LaMula, se debe a la insistencia de las personas que están interesadas en leerla por este medio. El autor cree firmemente que este portal es basura.]


El 1er Festival Caravana de Poesía (Lima-Cusco), empezó un día X de Julio y terminó un día Z de Agosto, más precisamente cuando el último limeñito de mierda (el que les escribe) cambió, luego de una larga estadía poética, el frenesí chamánico del Cusco por la pichi callejera de la ciudad-chiste-bestia de Lima. Una ciudad que he aprendido a amar, como un secuestrado que padece del síndrome de estocolmo. Todo Festival de Poesía, así como todo simulacro, pensé en ese momento, no tenía ninguna oportunidad frente al principio hermosísimo de la entropía.

Y así, tras lo que fueron casi dos semanas de lo que anunciábamos furiosamente como arte, pareció desvanecerse el sueño de los wanna be a poet . O eso era lo que yo creía... Había en este Festival después de todo, algo que olía a podrido; tenía aquel tufo del ebrio necio que quiere seguirla a pesar del marcado patetismo en crescendo, aquella cuota de inmoralidad y morbo que nunca permite darle un punto final a lo que ya es cadáver.

Fuimos autobombardeados por una serie de crónicas sobre el Festival, las cuales particularmente me revolvieron un poco el estómago. Y es que todas (como es costumbre en esta generación) estaban escritas para ser ofrecidas en el altar de la autocomplacencia. Éramos hermosos Aquiles que bebían como Dionisio, y recitaban como Rimbaud, y nos codeábamos con los dioses principales del Olimpo... O algo así pude leer entre líneas.

Gonzalo, un buen amigo y uno de los organizadores del Festival, me escribió para que también diera mi punto de vista. Yo le dije que aquello sería cometer un suicidio social, y le pregunté si era un pervertido, o simplemente sucedía que se parecía a mí. Sea como fuere, decidí irme en floro y ya está, tan solo como un favor a un conjunto de amigxs que me brindaron dos semanas de placer literario, y de nuevas perspectivas.

Ante todo y sobre todo (debo hacer aquí una pausa obligatoria), debo empezar esta crónica o más bien balance, agradeciendo a los organizadores de este evento. Y celebrar la unión de la fuerza juvenil de colectivos: Durazno Sangrando, Grupo Parasomnia, Enero En la Palabra, Ojo Perezoso  y Ojos de Papel. El único principio pues que me hace vibrar y me conmueve es el de la Acción Directa, el mundo es acción, y estos jovencísimos especímenes son seres para la acción... Y son también, mis más entrañables amigxs.

Rescato pues, el festival, como un intento aislado pero exitoso de revivir gran parte de la poesía del país; y rescato sobretodo la energía e impecable logística que buscaba muy sinceramente descentralizar las letras (también con cierto éxito). Y desde donde esté yo, y donde estén ustedes, un aplauso, y una quitada de sombrero, y un brindis, y una follada mental de agradecimiento.

Ahora bien. Me toca tomar mi papel de pendejo. Las dos caras de la moneda, eso es lo que me hace tener los sueños húmedos. Y a riesgo de caer odioso (lo cual, sinceramente, me tiene sin cuidado), debo de decir que más allá de la organización, que considero impecable; existen puntos bastante criticables dentro de toda esta performance. Y serán los puntos que abordaré con más detalle en las siguientes líneas.

Lo criticable desde mi punto de vista, no es la organización del evento, sino los poetas, sus actitudes, y su poesía. El panorama actual de los movimientos literarios peruanos está contaminado por una serie de babosadas que sin exagerar en lo más mínimo, dan lástima. A lo largo del festival he sufrido con los groupies, con las poses, con las jerarquías innecesarias, con los esclavos de casa, con los versos mal hechos, con los clichés, el miedo, con la bohemia mal representada, y con el patetismo de quienes no conocen el beber y drogarse con elegancia.


Diccionario de la Real Verguenza Poética:

- Groupismo: He sido sorprendido por aquellos jóvenes que hasta cierto punto parecían tener tótems en vez de compañeros de viaje. Habían llegado al Festival aquellos poetas a los que se les llaman “consagrados” (¿por quíenes? habría que preguntar), y todos, toditos, parecieron desmayarse de la emoción. ¡Qué detestables son los groupies!, pensarán en estos momentos, al igual que yo – pero no al igual que ellos. Finalmente, la estupidez duele, pero no a los estúpidos.

La mayoría de mis compañerxs parecían estar cómodos en presencia de aquellos vejestorios, siempre y cuando tales poetas de “honor” dejasen que les – muy sutilmente – chuparan el pene o la chucha. ¡Perdón! Los homenajearan, y fueran educados con ellos, ya saben, un poco de cortesía para no parecerse a mí (un troglodita).

Recuerdo que un buen día de borrachera interminable, decidí irme a dormir, y a lo lejos escuchaba en el patio cierto caudal de comentarios, que hasta al más servil de los esclavos, le pondrían los pelos de punta:

“¡Eres inmortal, Eres inmortal!”, “Realmente te admiro, deseo ser como tú, en verdad deseo ser tú”, “¡Bravo, Bravo!” (Imaginar aplausos y risas y brindis en celebración de la mera existencia de un ser humano), “¡Eres la cagada!”, etc. Nocividad. Preferiría el Ébola.

También recuerdo a un buen compañero aconsejándolos: “Qué asco, dense cuenta, les apuesto a que si Fulano se tira un pedo, ustedes van corriendo a olérselo”. Se oye gracioso, pero no descartaría que este ejemplo haya sido puesto en práctica en algún pasaje etílico o lo que es peor, de sobriedad.

En los recitales, que suelen ser aburridos salvo que duren veinte minutos o menos, los espectadores sonreían y aplaudían por cada palabra de tales poetas superpoderosos. Y, la verdad, hablando con sinceridad; el que menos quería retirarse, ¡y no lo hacía!

¿Pero por qué no se retiraban y ya? ¿Por qué soportaban sus poemas de diez páginas, que ni ataban ni desataban?, ¿Por qué no los mandaban a callar?, ¿Por qué no les echaban encima un balde de agua hirviendo?, ¿Por qué no saltaban al estrado y los mataban a puñetes y patadas?... ¿Por respeto?, ¿Por madurez? No. La verdad es otra. Lo más probable es que se comportasen como sus lacayos simplemente por el prestigio que les daba ser sus lacayos. Es esta una enfermedad muy peruana que yo llamo “Lo políticamente correcto”. Y que en otras culturas llaman más propiamente, ser pusilánimes.

Unos puntos para este apartado:

1) Nadie debe de cargarle el equipaje a nadie, salvo que sea un anciano o un enfermo terminal

2) Los ebrios son ebrios, no inválidos.

3) No es nuestra obligación saludar y dar reverencias.

4) El buen poeta se ve en la cancha no tras bambalinas.

5) Los aplausos son por los versos, no por jerarquías.

- Héroes: Cada persona tiene los dioses que se merece.

Los poetas adorados por la muchachada, en lo que a mí respecta, no eran personas que yo admirara ni profesionalmente ni personalmente. Resumámoslo en una anécdota citada por Luzbel:

“Vi la pugna de dos gallos de oro entre festines de ron, donde el insulto más fuerte era un halago para el otro:

- “Yo gané el Copé de oro antes que tú”

- “Yo lo gané dos veces”

Pues bien. ¿Qué tan torcido debe estar un poeta para alardear de haber ganado un premio Copé? Poetas que se llenan la boca de palabras sobre la vida, la coherencia, la rebeldía, el compromiso social, la marginalidad; y que terminan por chupársela y llenarse la barriga del élan vital de una empresa petrolera. ¡Vaya fiasco! No son necesarias más palabras.

Próximamente escribirán un poemario en contra del capitalismo avanzado, y recibirán por su obra el premio McDonald's. O lo que es peor, serán editados por el congreso o el ministerio o por el mismísimo presidente de la república.

Lo que es peor, son aquellos poetas de renombre, que no le han ganado a nadie poéticamente hablando. Pues más allá de aquellos que traicionan sus ideales (y los descarados para colmo, los vuelven a evocar), están los que ni siquiera escriben bien. Aquellos jóvenes que llegan con los libros publicados y ya se creen las estrellas de la poesía peruana.

Si bien es cierto a estos últimos especímenes no los encontré en el Festival, son muy comunes en infinidad de recitales; y en la FIL, y para ellos esta cita de Hinostroza:

"Es gente que se ha metido por los palos, con un poemita que les publican aquí y allá (...) Han hecho carrera como traductores, han ganado premios por ese trabajo y por sus relaciones con los editores han logrado publicar poesía. Y pasan como poetas, pero no le dan diploma de poeta a cualquier cojudo, pues. Yo no creo que baste publicar un libro de poesía para ser poeta".

- Domesticación: Ha sido muy desagradable ver cómo jóvenes promesas de la poesía (si escribieran más y bebieran menos), caen en la domesticación. Los poetas hoy por hoy son monos de feria. Los mandan a recitar y les arrojan bananas para que den un buen baile. He visto a estos jóvenes hacer el papel de arlequines y alegrarse por ello. Estamos viviendo el espectáculo, somos un simulacro de lo que alguna vez fue real.

Ya no hay respeto hacia el poeta. Porque la poesía se ha convertido en inofensiva. Somos inocuos, somos discursos de poder, somos lo políticamente correcto, somos una marca en la frente y las muñecas. No vamos presos por lo que escribimos, no sufrimos intentos de asesinato, no somos fusilados, no somos torturados; es decir, no valemos ni mierda como poetas.

Mi sugerencia es regresar a la rebeldía, romper, aprender las reglas y romperlas. No más obras maestras, limpiarnos el culo con la Mona Lisa. Estudiar, dedicarnos años a un solo poema. Educar nuestra propia voz y no ser remedos de otras. Hay que ser iconoclastas.

Pero es peligroso, salir de esta domesticación. O mejor dicho, es difícil ser un iconoclasta. O mejor dicho aún; hacer por vez primera poesía:

«Pero el iconoclasta no obra con facilidad. El stablishment se defiende del él con uñas y dientes, con metralla y gases, con cruces, extorsiones, ridiculización y sobornos. Y esta es la advertencia que les queda a pensar a ustedes, que si bien la iconoclasia es el único medio de conservar el cerebro ágil, el corazón contento, y el alma sin pasaje hacia el infierno; es una vía de peligros. Todo aquel que cuestione o insulte algún componente endiosado de su sociedad, es automáticamente criminalizado, y su cabeza colgada de una estaca en la pileta central de la adoctrinación. El iconoclasta es un mártir, pero mejor es ser lo suficientemente inteligente como para romper y vivir para contarlo, en este sentido, como diría Hakim Bey en “Caos: Los pasquines del anarquismo ontológico”: “Vístete. Deja un nombre falso. Se legendario. El mejor TP (Terrorista Poético) está contra la ley, pero que no te pillen. Arte como crimen; crimen como arte”»
“Yo soy el Troglodita, y me río de ustedes: Una sugerente introducción al espíritu Iconoclasta"

Como una recomendación, propongo que hay que empezar por abolir las mesas de “honor”. Que se jodan esos viejos, mezclémonos entre ellos y golpeemos fuerte. Muchas veces podrán ganarnos, pero nos haremos fuertes y pronto seremos nosotros los que terminaremos por mandarlos al asilo. La poesía es rebelde o no es. Es un acto vandálico. Los druidas podían hacerte abortar con solo pisar tu sombra o susurrarte al oído un verso.

Para combatir la domesticación solo una tarea: “¡Hagamos de los recitales una pelea de gallos!”

- Bohemia: Yo soy un ferviente defensor del consumo de alcohol. Creo que el alcohol y las drogas en general pueden favorecer la creatividad y las braguetas. ¡Yo también quiero ser un fauno! Como decía Baudelaire:

"Hay que estar ebrio siempre. Todo reside en eso: ésta es la única cuestión. Para no sentir el horrible peso del Tiempo que nos rompe las espaldas y nos hace inclinar hacia la tierra, hay que embriagarse sin descanso.

Pero, ¿de qué? De vino, de poesía o de virtud, como mejor les parezca. Pero embriáguense”

No obstante, considero que hasta el beber tiene su arte, y que lo contrario al mismo es el poserismo, el automatismo y el patetismo improductivo del entorpecimiento sensorial. En el Festival, he notado la asociación entre beberme un vaso y ser mejor poeta. La gente tomaba y se llenaba la boca de versos improvisados, y mientras avanzaba la noche, tales versos se convertían en blasfemias, pero de las malas, dado que todo buen poeta no es otra cosa que un santo de la blasfemia.

Han tomado estos albatros, hasta que las sustancias en vez de hacerlos más receptivos los han convertido en tapias, en zombies tambaleándose llenos de vómito, de instantes de mal sexo, momentos de dolor y de amnesia: Una verguenza ajena para la sociedad de libertinos de toda la historia de la humanidad.

Como muy bien señala el filósofo Julien Offroy de la Mettrie, hay que diferenciar entre el placer (asunto de los sentidos), la voluptuosidad (asuntos del corazón) y el exceso, que no es otra cosa que el placer sin disfrute (precisamente lo que critico de la muchachada):

«Sigamos por doquier al voluptuoso, en sus discursos, en sus paseos, en sus lecturas, en sus pensamientos (...) Distingue la voluptuosidad del placer, como el olor de la flor que lo exhala, o el sonido del instrumento que lo produce. Define la orgía, un exceso de placer mal administrado, y la voluptuosidad, el espíritu y la quintaesencia del placer, el arte de usarlo con moderación, de conducirlo mediante la razón, de disfrutarlo por el sentimiento. ¿Es culpa suya, acaso, si se tienen más deseos que necesidades? Es verdad que el placer se parece a la esencia aromática de las plantas; de la cual uno se toma tanto como se inspira. Es por esta razón por lo que veis al voluptuoso escuchar atentamente la voz secreta de sus sentidos dilatados y abiertos: él, para mejor oír el placer, para mejor recibirlo, ellos. Pero si no le son los adecuados, no los excita: perdería la perspectiva de su arte, la sabiduría de los placeres.»
“El arte de Gozar o La escuela de la Voluptuosidad”, Julien Offroy de la Mettrie.

Cabe destacar además que la bohemia, no es la bohemia que aquí se nos presenta. La bohemia es abandonar todo rezago de civilización, de jerarquías, de niñerías; es ser verdaderamente un paria. La mayoría de estos poetas en cambio hasta son universitarios, y en ese sentido no rompen con absolutamente nada, ni con el mundo laboral, ni con el mundo estudiantil; son unos oficinistas de la vida como cualquiera con dos grilletes de frente lo es.

"Debido a su situación económica de extrema pobreza, el estudiante está condenado a un cierto modo de "supervivencia" muy poco envidiable. Pero, siempre contento con su papel, convierte su trivial miseria en "estilo de vida" original: el miserabilismo y la bohemia. Ahora bien, la "bohemia", lejos ya de ser una solución original, nunca es vivida auténticamente sin haber roto de forma completa e irreversible con el medio universitario. Sus partidarios entre los estudiantes (y todos se jactan de serlo un poco) no hacen más que aferrarse a una versión artificial y degradada de lo que, en el mejor de los casos, no es más que una mediocre solución individual."
Mustapha Khayati, "Sobre la miseria en el medio estudiantil"

Así que ni siquiera se trata de bohemia, y la bohemia no es más que una salida cobarde e individual del mundo de la acción. Otra cosa muy distinta del verdadero mundo libertino del placer, aquel que pregona la alquimia, las medidas correctas, y la voluptuosidad, la verdadera magia de los faunos salvajes que merodean la poesía. Cosa distinta es beber para la foto, beber para ser poetas, y beber de la manera más patética posible: aquella en la que ofendemos los espíritus del trago.

- Mediocridad: La calidad poética de los invitados ha sido medianamente decente, pero de todas formas si nos colocamos del lado de la exigencia despiadada, diremos que ninguna de las figuras expuestas tras los micros o megáfonos, vale un centavo si intentamos que muestre la carne de esta generación. No tenemos voces, tenemos ecos, remedos. Somos ecos de otros poetas, de otras épocas, escribimos con lenguaje heredado, hablamos de las combis como si habláramos de las rosas de Góngorita. Tenemos de veinte años para arriba y aún no hemos aprendido a hablar.

En el Festival he escuchado versos, anécdotas, cuentos, todos ellos con un lenguaje extraterrestre. Nadie se expresa en esta época con el lenguaje de su lápiz. Ningún puberto se declara a una chica diciendo: “el negro de tu cuerpo sucumbe ante todo el infierno de mi puño” (versos inventados al champú a partir de ahora). Todo este lenguaje es una posería, como si hablar con la voz de nuestra generación estuviese prohibido: Pero he ahí cuando uno se da cuenta de lo simplona de la poesía juvenil peruana.

O se lanzan imágenes. Imágenes tras imágenes sin estructura alguna. Tipo: “Su piel se desmorona, los taxis se vuelven locos y aúllan en los paraderos al cielo, las escaleras se destierran al sol, y los muchachitos dicen azul, azul azul, y Pachacamac cae sobre la arena, meando en las paredes de los supermercados, amargo por la lanza, y el azul, azul azul, todo es azul, y mi verbo se apaga sobre tu regazo, y tu sexo exclama por última vez: ¡Te odio!” ¿Qué es pues esto?, ¿Cómo es que yo soy capaz de emular su estilo universal sin pensarlo dos veces y sin corregir? ¿Soy un genio? No, lo que pasa es que es FÁCIL escribir de este modo. Y este es el modo, como escriben casi todos los poetas sub 20 de esta infame selección, que espero nunca participe de un mundial.

«La poesía contemporánea no canta, se arrastra.

Tiene sin embargo el privilegio de la distinción… No frecuenta las palabras mal afamadas.

Sólo toca las palabras con guantes: a “menstrual” prefiere “periódico”, y no deja de repetir que hay palabras que no deben salir del laboratorio o del Código.

El esnobismo universitario que consiste, en poesía, en emplear sólo palabras determinadas y en privarla de ciertas otras, ya sean técnicas, médicas, populares o de argot, me hace pensar en el prestigio del enjuague y el besamanos (...)»
Leó Ferré

Y así, las palabras son cargadas del prejuicio, y me da ganas de llorar. ¡Vamos, dejen de ser mudos! ¡Hablen! ¡Hablen! Pero tal vez la generación del abortado nunca podrá aprender a hablar. Tal vez, debemos conformarnos con ecos, para siempre. Es el problema de esta época, que pareciera que todos pueden ser artistas, que basta con hacer una bola de papel, comerla, y cagarla en vivo en el MOMA. No lo sé, pero pienso yo, que para ser poeta, se necesitan años de entrenamiento, suerte, y dos cojones bien puestos; y pareciera también que estos ingredientes son precisamente los que se descartan en la lista de compras de los talleres literarios.

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Estoy cansado, no deseo ahondar más. Más o menos este es mi balance. Organización impecable, poetas-monos-parlantes-con rodilleras desgastadas. Solo me queda el recuerdo de buenos momentos de furia, cuando cogía el micro y me olvidaba del público, cuando ingerí San Pedro y recordé el mundo, cuando recité hambriento en discotecas y pasé el sombrero y vendí libros pronográficos, y cuando comenté en la cara de todos lo que pensé y sigo pensando. Y es tan solo un intento de descarga eléctrica el escribir, porque el demonio se puede dormir, luego de haberlo alimentado con mis propios amigos.

¡Más rebeldía!, ¡Más estudio!, ¡La poesía COMBATE! Y recordemos una simple tarea: ¡Hagamos de los recitales salones del miedo, peleas de gallos, asesinatos hermosos! Es eso o el fracaso.


Escrito por

Festival Caravana de Poesía

Durazno Sangrando y Grupo Parasomnia unen sus fuerzas para crear un puente de poesía entre Lima y Cusco. Del 16 al 26 de julio.


Publicado en

FESTIVAL CARAVANA DE POESÍA / Lima - Cusco

Durazno Sangrando y Grupo Parasomnia unen sus fuerzas para crear un puente de poesía entre Lima y Cusco. Del 16 al 26 de julio.