La Caravana Interminable
Crónica por Galax Ordóñez
/ Me secuestró la noche de Cusco y me devolvió purificado de soberbia a San Blas a las picanterías y a la chicha /
Avanzó sereno el día 26 y serenos ingresamos al Cofrecito, mística dimensión que tiene por celador al maestro Edwin Chavez, donde la chicha que hermana a los hombres y mujeres terminó de unificarnos en un solo espíritu, mesa tras mesa, poeta tras poeta, china y más chicha terminó de hacer unísonas las voces, se convocaron a los heterónimos y nos lanzamos a la noche a la plaza de Cusco una vez más “Mi espíritu – y la sagrada cólera – hacia la noche Impenetrable de la muerte”.
Esa fauna poética se apoderaba y reclamaba para su alegría, todas las calles, lugares y botellas que su aura profética alcanzaba, como El Loco Brózovich se apoderó días antes de la pared de la casa del jardín de Efrain Altamirano y la reclamó para los poetas “También aquella agonía te pertenece - aquella de mi vida –”
Amanecimos multidimensionales y como estandarte un megáfono. Enrumbamos a Urubamba, donde su más ilustre habitante Yoyo y sus centenarias trenzas, nos recibieron con un banquete que devolvía la vida al cuerpo y la voz a las bocas para leer mas poesía “en esa tarde en que lloramos juntos”.
Y hubieron Los Hijos del Árbol, se manifestaron también Van Helsing, Santiago Maguil, Van Gogh, el Poeta Tiernito y el Contrapoeta… El Hombre Solo… y hasta Jesus Christ. Nos alcanzó la media noche y todos guarecimos donde mejor se pudo, ¿había terminado la caravana?, la mañana y el hotel nos obsequiaron un añejo ron de 36 años (que terminó mutando en el escroto de Efraín). Urubamba nos abrió sus calles y su plaza, y con megáfono en mano la inundamos de poesía y la poesía nos devolvió pan, atún y bebida “Si ahora que ya no le tengo miedo a la pobreza su trágico vinagre”.
Con los favores recibidos y el ron obsequiado, nos enrumbamos a la que fue casa de Manco Capac y el espíritu de este nos pidió como seña un acto de heroísmo y puso en el umbral de sus dominios en un descampado de pasto silvestre un fuego arrasador que amenazaba las viviendas colindantes, pero nosotros solo éramos poetas, nada podíamos hacer, mas Santiago Maguil, Jusus Christ y el mismísimo Spiderman a punta de agua y orina sofocaron el incendio. Ahora eramos dignos de entrar en la residencia del primer Inca, El bendijo invisible a los poetas, a los héroes y al romance más perturbador e importante que dejó esa Caravana “esa repentina manera de mirarme entre ósculos funéreos”. Antes de partir dejamos algunos poemas mas en la plaza de Urubamba “precisamente ahora en que tiemblan las horas y la oscura tarde”.
De vuelta en Cusco la Caravana se negaba a morir y su primer vástago tomó la posta; Poesía al Paso, tomamos los mercados, las calles, los bares, plazuelas y plazas, para rendir tributo a los principales vates de Cusco y Perú, por que la Caravana no acabó ni quería acabar, mas el sol siempre llega al ocaso y el Inkaria nos recibió una última noche, noche en que se leyó mucha poesía, se consagraron los lazos de amistad de hermandad que se originaron durante todo el festival, noche que es eterna.
“quiero desgraciarme para siempre
del instante breve
en que tu vida dulce y pasional
estaba ligada a la mía”
El acto de cierre estuvo a cargo de Fernando Reverter, hombre solo que alzado en hombros, de la punta de un mástil de burdo fierro en la plaza de armas de Cusco, recupero la bandera del Perú para la poesía, agitándola gloriosa en el aire, la blanquiroja nos prometió que siempre se puede y se debe ser libre, (hasta que un policía municipal, la robó de nuevo para el sistema) más aún nos quedaba y nos quedará Cusco, la noche y su Luna, la poesía y Brózovich “Oh Mujer – es que siempre llueve cuando digo estas cosas -”.
Epílogo
Me quedé unos días más, junto a algunos poetas, pues aún no era tiempo de dejar mi segundo hogar, la Pachamama nos invitó a su cumpleaños, el año nuevo andino y en el templo de la Luna, con las personas exactas, se agradeció por la vida y por todo lo vivido con un pago a la tierra de flores y hojas de coca, la sangre ritual. Un clan de sikuris nos adoptó y bendijo nuestros viajes. Esa noche en el aún día de la Madre Tierra, ya sin poetas el Qoricancha se elevaba en rezos y cantos andinos, yo aún tenía Caravana en mí, tenía poesía, y con el clan Vientos de Guerra Rimaq Wayra ejecutando sus sikus de acompañamiento le dejé por todos los amigos y hermanos poetas de este festival mi último poema en Cusco.
La Caravana no acabó, se quedó en Cusco con sus hijos, se fue a Lima con todos los poetas capitalinos y yo me la llevo a Arequipa, hasta que nos volvamos a encontrar.
Escrito por
Durazno Sangrando y Grupo Parasomnia unen sus fuerzas para crear un puente de poesía entre Lima y Cusco. Del 16 al 26 de julio.
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Durazno Sangrando y Grupo Parasomnia unen sus fuerzas para crear un puente de poesía entre Lima y Cusco. Del 16 al 26 de julio.